¿Cuántos de nosotros nos estamos haciendo preguntas hoy? Ningún problema con eso, Jesús también hizo preguntas. En este pasaje vemos múltiples preguntas; ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa?; ¿Y no son ustedes para El mucho más valioso que ellos?; Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo minuto a su vida? Si, Jesús hizo preguntas. Ahora bien, el gran reto o desafío es si estamos recibiendo las respuestas correctas a estas preguntas.
Nuestras preguntas hoy pudieran ser; ¿Cuándo este virus será controlado de una vez?; ¿Por qué está pasando todo esto en el mundo?; Si esto no mejora pronto; ¿cómo vamos a seguir adelante? Preguntas muy válidas, pero ¿y las respuestas?
Jesús está pronunciado lo que conocemos como el sermón del mundo y comienza a realizar una serie de preguntas, pero El mismo provee la respuesta y al final concluye diciendo; “Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y llevan una vida justa, y El les dará todo lo que necesiten”. “Busquen” o “Mas buscad”; ambas formas se derivan del verbo buscar y la implicación aquí del verbo es de un esfuerzo continuo y agotador por obtener algo. Es decir, la respuesta de Jesús es en términos de cómo debe ser ese; “busquen” o el “mas buscad”; debe ser un esfuerzo permanente y agotador. Este esfuerzo permanente, si existe o no, define mi búsqueda del Señor.
Jesús añade otro factor a la ecuación y es la frase; “por encima de todo” o la palabra “primeramente”. Y esta expresión es, sin dudas, un imperativo que apela directamente a las prioridades. Primero, Jesús contesta el cómo y ahora contesta el cuándo, diciendo que es, primeramente. Lo que quiere decir que la búsqueda del Señor no es cuando se pueda o cuando tenga el tiempo o cuando estoy atravesando alguna situación difícil. Jesús dice que es; “por encima de todo”.
Cuando Dios no está en el primer lugar en mi vida, y no me refiero a palabras sino a acciones, entonces mis prioridades están desordenadas. Y cuando mis prioridades están desordenas, mi compresión de la Palabra de Dios también lo estará. ¿Por qué? Porque no hay un orden y como no hay un orden, al leer las escrituras las entiendo como yo quiera o como me convenga. Mucha gente quiere entender la Biblia al revés, porque su compresión de ella está desordenada, porque sus prioridades no están en orden.
¿Y cómo es eso de entender la Biblia al revés? Utilizando Mateo 6:33 como ejemplo, lo entenderíamos de la siguiente manera; “cuando Dios me conceda todo lo que necesito entonces, yo lo busco por encima de lo demás”. O; “yo quiero que todas las cosas sean añadidas y entonces, yo lo busco primeramente”. Esto es una señal clara que las prioridades son incorrectas. Alguien puede decir que Dios es lo primero en su vida y otra cosa muy distinta es que realmente lo sea. Son las acciones que lo definen, los hechos, tu actividad, entusiasmo y celo en El. Dios es ordenado y entender los textos al revés, no traen la debida instrucción ni la bendición que intentan producir.
El versículo 33, no solo tiene una declaración implícita, sino que también contiene una promesa condicionada. ¿Condicionada a qué? Precisamente al orden de las prioridades. Si no colocas a Dios primero en el orden de tu vida, esta promesa jamás la podrás reclamar, porque está condicionada. Dios no quiere un trofeo de segundo lugar, ni una medalla de plata o de bronce, tampoco una cinta de participación. El quiere ser el primero en tu vida. Acaso piensa usted que Dios conociéndonos como nos conoce, iba a dejar esta promesa tan grande y que tiene tantas implicaciones a nuestra discreción o incluso hasta opcional. No lo creo, El quiere ser primero en tu vida.
¿Por qué tengo que esperar atravesar por un tiempo de dificultad para buscar a Dios primero? Dice Mateo 6:21; “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. “Tesoro” en el texto significa, prioridades. Aquellas cosas que atesoras son las que más valoras y a esas le das prioridad. Cuando Dios es prioridad; confías en sus promesas, oras sin cesar, escudriñas su palabra, hablas con otros sobre Jesús, te envuelves en ministerios, glorificas en todo tiempo al Señor aún en tiempos de prueba.
Hoy tenemos muchas preguntas por lo que está ocurriendo en Puerto Rico y en mundo. Vivimos haciendo preguntas. Eso no es nada nuevo para Jesús. El mismo hizo preguntas; ¿Quién dice la gente que soy yo? Si, Jesús hizo preguntas; ¿Acaso no pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? A Jesús le hicieron preguntas; ¿Tú dices ser Rey? A Pedro le hicieron preguntas; ¿Eres uno de ellos? Hasta en la cruz Jesús hizo preguntas; “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Y luego murió.
A veces, en un mundo de tantas preguntas, puedes sentir que no tienes las respuestas correctas y no saber qué hacer. Luego que Jesús le preguntó a su Padre por qué lo había desamparado, El dio su vida. Y hubo oscuridad. Hubo silencio. Pero, Gloria a Dios, que nuestra historia no termina con una pregunta, nuestra historia termina con una respuesta; ¡Al tercer día, al tercer día, al tercer día, Jesús contestó todas las preguntas que jamás se hayan hecho cuando se levantó de aquella tumba!
Así que no tengan miedo, no dejen que la ansiedad los venza, no permitan que el desasosiego los quebrante y les gane la batalla. Porque aún cuando vivimos en un mundo de preguntas; preguntas políticas, preguntas económicas, preguntas sobre las ciencias, preguntas sociales; todas las preguntas que puedan existir; como Iglesia podemos levantarnos con la respuesta de un Dios que sigue operando en un mundo roto, quebrantando, en tinieblas; si, es tiempo que la Iglesia de Jesucristo se levante con una sola voz y con un solo mensaje, no importando la denominación, concilio o movimiento; tenemos la respuesta a todas las preguntas, hay una sola respuesta; se llama Jesús.
¡Que Dios les bendiga! Pastor Domingo Pérez Badillo