“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.
En términos generales, los miembros de la Iglesia en Filipos habían escuchado el evangelio a través del Apóstol Pablo. De modo que, existía alguna dependencia y hasta cierto punto peligroso, de apoyarse demasiado en él. Los filipenses necesitan aprender a depender solamente en Dios.
Es por eso que les escribe, que en su ausencia debían persuadir diligentemente los aspectos fundamentales de su salvación, y para lograr esto, expresa que debían ocuparse en “vuestra salvación con temor y temblor”.
La palabra “ocupar” en el original lo que establece es la idea de “continuad ocupándoos”. El sentido es de un esfuerzo continuo, sostenido y vigoroso. La salvación es un proceso que lejos de permanecer inmóvil o perezoso, se avanza y perfecciona intencionalmente.
Es por eso que Pablo, está diciendo que la tarea de toda su vida era ocuparse de la salvación; y que era tan significativo que debía llevarse a cabo con “temor y temblor”.
El incentivo de ocuparse en la salvación en esta dimensión lo encontramos en el versículo 13; y lo que establece es que Dios mismo está obrando en nosotros, provocando y realizando, tanto el querer como el hacer. Es decir, el creyente no puede ocuparse de su salvación, a no ser que haya un contacto vivo con Dios; es en ese sentido que él produce en nosotros, tanto el querer, como el hacer.
Hoy más que nunca la salvación es nuestro más preciado tesoro. ¡Amén!
Por: Pastor Domingo Pérez Badillo