La Iglesia en Puerto Rico vive una época crucial en su historia, experimenta un momento donde se le presenta una tremenda oportunidad de crecerse, un tiempo de definición. El país se encuentra sumergido en una gran crisis. Lo que se pregona en cada rincón es lo complicado que está la situación. Es como si cada día nos levantáramos con la expectativa de escuchar malas noticias.
Y en medio de todo este ruido y tumulto está la Iglesia, que ahora más que nunca, tiene que hacerse presente y no permanecer en silencio, porque ella tiene una herramienta extremadamente poderosa; y esta es el evangelio. El evangelio son las buenas noticias que la gente necesita escuchar.
Dice el pastor Tim Keller; “En ocasiones parecería que Dios nos está matando cuando en realidad nos está salvando”. Tristemente, mucha gente de las Iglesias está más enfocados en las malas noticias que escuchan o leen, que en el glorioso evangelio que es poder de Dios. El apóstol Pablo les dice a los Corintios; “Os doy a conocer el evangelio”; porque entendía que ese era el mensaje que la gente necesitaba escuchar, eran buenas noticias para sus oídos y lo único que los podría transformar.
La realidad es que, si la Iglesia no proclama las buenas noticias del evangelio, ¿quién lo va hacer? El apóstol Pablo no perdía una sola oportunidad de predicar el evangelio por una razón muy sencilla; amaba demasiado esas buenas nuevas. Era algo que producía un gran gozo cada vez que se le presentaba la ocasión de predicar el evangelio. ¿Y por qué no? Hablar de los padecimientos y de la obra de Jesús, antes y durante la cruz, hablar de su resurrección, de su glorificación y de la expectativa de su regreso. Estas son las buenas noticias que la gente en Puerto Rico necesita también escuchar.
El evangelio es un mensaje acerca de cómo hemos sido rescatados o salvados. ¿Rescatados o salvados de qué? Una mirada rápida a las escrituras muestra que somos rescatados de “la ira que vendrá” al final de la historia (1 Tes. 1:10). El apostol Pablo, identifica a la ira de Dios como el gran problema de la condición humana (Rom. 1:18-22).
Desde que salimos del Edén, vivimos en un mundo lleno de sufrimiento, enfermedad, pobreza, racismo, desastres naturales, guerra, decaimiento físico, envejecimiento, plagas y muerte; y todo proveniente de la justa ira y maldición pronunciada por Dios sobre el mundo. Y es precisamente de esto que necesitamos ser rescatados o salvados. La razón para toda nuestra miseria y de todos los efectos de la maldición, es que no estamos reconciliados con Dios (Rom.5:8-11).
El evangelio son buenas noticias acerca de lo que ha sido hecho por Jesucristo para restaurar nuestra relación con Dios. Es decir, no trata acerca de algo que nosotros hacemos sino de lo que ha sido hecho por nosotros, y sin embargo, a partir del evangelio, resulta toda una nueva manera de vivir. Dice J.I. Packer; “El evangelio trae soluciones a los problemas de sufrimiento e injusticia, pero lo hace resolviendo primero…el más profundo de todos los problemas humanos, el problema de la relación del ser humano con su Hacedor”. El evangelio es entonces la declaración de lo que Jesús ha hecho para salvarnos.
El evangelio te justifica ante el Padre, te santifica de una manera progresiva, te hace libre de la esclavitud del pecado, restaura tu comunión con Dios, te da vida eterna. El evangelio es el amor de Dios derramado en el corazón. Y es que el evangelio es algo muy superior a lo que podemos pensar o imaginar, nos ofrece algo exageradamente grande; la salvación. Nos brinda paz y gozo; trae gloria hoy y también mañana. El apóstol le está diciendo a su audiencia; mientras su ejército destruye, el evangelio salva, porque es; “poder de Dios para salvación”. Esa es la buena noticia que la gente necesita escuchar hoy.
Por: Pastor Domingo Pérez Badillo